Jorge Villamil Le cantó a las relaciones amorosas y a todos los laberintos por los que pasamos cuando nos enamoramos. ¿Y cuáles laberintos? Los laberintos del sabor de unos labios, el de un amor que se consume por el fuego, o el de la tristeza irreparable por un amor que se nos fue. Todas esas historias las podemos encontrar en canciones como: Acíbar en los Labios, Llamarada o Llorando por Amor, canciones que han sido interpretadas por artistas de países de todo el continente. Otras canciones son verdaderas enseñanzas para la vida, en las que nos dicen que el triunfo en la fortuna o en el amor puede ser pasajero, con muchos engaños y traiciones como en Oropel. Encontramos también canciones con filosofía popular como Desesperanza o Estaba escrito. Jorge Villamil es recordado como uno de los compositores más importantes que ha tenido Colombia y uno de los más prolíficos de América Latina.
Hoy en día que le prestamos tanta atención al medio ambiente y al hombre sumergido en una selva de cemento, vemos de manera constante noticias sobre el cambio climático, la deforestación del Amazonas o la pérdida de la fauna silvestre. Villamil ya le había cantado al paisaje urbano o natural, donde los ríos, valles, montañas y una extensa fauna son los protagonistas. Entre estas canciones podemos encontrar: Al Sur, donde menciona al mítico cerro del Pacandé, o Luna roja que habla de cómo aparece la luna en los extensos llanos orientales, o Canaguaro, Canción en la que describe uno de los felinos propio de las américas.
Y si los seres humanos somos parte también de la naturaleza, qué mejor que encontrar algunas analogías o comparaciones entre nosotros y el medio ambiente. El amor o la simple existencia sobre el planeta, son los temas de las canciones de este compositor. En Garza morena, por ejemplo, describe a una amada como si se tratara de una esbelta garza. En la famosa canción Espumas, los sentimientos se convierten en espumas del remolino de un río, o Los Guaduales, en la que ésta planta canta, baila y llora, igual que nosotros.
La admiración y la protección de la naturaleza están retratadas en canciones como Los Aserríos, donde los árboles toman voz para denunciar su tala; El caracolí en la que se lamenta por la desaparición de un árbol y de toda la vida de los pescadores, o Victoria Regia; donde hace un elogio a esta gigantesca planta. Por eso Jorge Villamil tuvo una visión premonitoria sobre cómo debemos ver a la naturaleza.
El estrés de las grandes ciudades no nos da tiempo para observar las cosas sencillas de la vida. Constantemente nos encontramos con personajes que tienen sus oficios y sus maneras particulares de vivir. Villamil logró convertir estas personas en protagonistas de sus canciones, como una trapichera, un peregrino, algún indígena, pescadores y danzadoras. Ejemplo de estas canciones son: El Canalete, La Trapichera, Tambores de Pacandé.
Villamil también tiene canciones muy animadas, llenas humor y doble sentido como: La Estampida, El Embajador o La Zanquirrucia; que fue su primera composición.
Y claro, muchas de sus canciones son dedicadas a ciudades colombianas o eventos que el compositor vivió o de los que tuvo noticia. Entre las más conocidas están: Si pasas por San Gil, melodía que ha sido interpretada por músicos internacionales, Mirando al Valle del Cauca y Pabellón de la frontera, canción que habla de la región limítrofe entre Venezuela y Colombia.
Jorge Villamil compuso más 180 canciones, en ritmo de vals, pasillo, bambuco y sanjuanero, entre otros. Recibió varios premios internacionales y nacionales, obtuvo discos de oro y platino por la venta de sus canciones. Es llamado El Compositor de las Américas por su reconocimiento a nivel internacional. Muchos artistas han recurrido a las canciones de Villamil para ampliar su repertorio musical. Las canciones de Jorge Villamil nos dejan grandes enseñanzas en temas de amor, vida, cultura popular y la admiración por el paisaje natural y el medio ambiente.
Esta biografía no hubiera sido posible sin la investigación del periodista Vicente Silva Vargas quien durante años investigó la vida del compositor. Fruto de este trabajo es la biografía: «Las Huellas de Villamíl» (2014)
Investigación, redacción y fotografía: César A. Rodríguez Charry @CesarDX
Línea de tiempo de la vida de Jorge Villamil. Encuentre el año de su elección desplazándose con las flechas. Luego haga clic sobre el tema para conocer más.
Jorge Villamil nace el seis de junio de 1929 en la hacienda cafetera El Cedral cerca de la ciudad de Neiva, en el departamento del Huila en el centro-sur de Colombia. Fue el último y único varón de siete hermanos. Al saberse la noticia del nacimiento; vecinos y campesinos de la región se acercan a conocerlo, agrupaciones de músicos de cuerdas, tamboras y carrascas llegan para festejar y darle la bienvenida. Así, desde su nacimiento se marcó a Villamil con los ritmos tradicionales de la región.
En épocas donde no había televisión y cuando la escucha de la radio era escasa, la distracción de la familia en las noches era interpretar el tiple o la guitarra. El padre de Jorge Villamil enseñaba a sus hijos a tocar los instrumentos, mientras su madre los acompañaba con el canto.
Más adelante la familia adquirió un gramófono y Jorge Villamil pudo escuchar música traída de Europa.
Jorge Villamil nace el seis de junio de 1929 en la hacienda cafetera El Cedral cerca de la ciudad de Neiva, en el departamento del Huila en el centro-sur de Colombia. Fue el último y único varón de siete hermanos. Al saberse la noticia del nacimiento; vecinos y campesinos de la región se acercan a conocerlo, agrupaciones de músicos de cuerdas, tamboras y carrascas llegan para festejar y darle la bienvenida. Así, desde su nacimiento se marcó a Villamil con los ritmos tradicionales de la región.
En épocas donde no había televisión y cuando la escucha de la radio era escasa, la distracción de la familia en las noches era interpretar el tiple o la guitarra. El padre de Jorge Villamil enseñaba a sus hijos a tocar los instrumentos, mientras su madre los acompañaba con el canto.
Más adelante la familia adquirió un gramófono y Jorge Villamil pudo escuchar música traída de Europa.
La hacienda de su padre era un lugar de encuentro, donde las tertulias poéticas y la música siempre estaban presentes. Villamil desde muy pequeño ya participaba de estas jornadas culturales. A la edad de cuatro años comenzó a interpretar el tiple, instrumento similar a la guitarra pero de doce cuerdas.
Durante los meses de junio y julio de cada año se convidaba a las familias de los recolectores de café para que participaran de las fiestas de San Juan y San Pedro, típicas de la región. Estas fiestas aún se celebran con baile, canto y la interpretación de ritmos tradicionales como el bambuco o la rajaleña. Desde su infancia tuvo contacto con campesinos y trabajadores, y se vio rodeado por un ambiente de folclor nacional; todo dentro de la comodidad propia de la vida de un hijo de hacendado.
En los siguientes años perfeccionó la ejecución del tiple con el que interpretaba pequeñas composiciones en ritmo de rajaleña, bambuco o pasillo. El aprendizaje fue “a oído” y de manera autodidacta. Los instrumentos típicos del entorno del Jorge Villamil eran las flautas duces, la tambora, la carrasca, el tiple, la guitarra y el requinto, el cienpatas y la puerca.
En 1942, a los doce años fue enviado por sus padres a estudiar a la capital de Colombia, Bogotá. En 1948 fue protagonista de los terribles hechos del 9 de abril, cuando en centro de la capital colombiana fue destruido por los manifestantes luego del asesinato del caudillo del partido liberal, Jorge Eliecer Gaitán. Muchas canciones de Villamil se refieren a la violencia bipartidista que ha sufrido Colombia.
En 1949 comienza a estudiar medicina en la Universidad Javeriana de Bogotá, periodo durante el cual se compromete más con su pasión musical. Compone Sampedreando (1949), La Zanquirrucia (1950) y Adiós al Huila (1951), explorando con estas canciones los pasillos, sanjuaneros y rajaleñas.
Los años 50 eran tiempos donde se escuchaba tango, boleros, sones y valses, difundidos por las emisoras de ciudades más grandes como Medellín, Cali o Bogotá, o incluso llegados por medio de la radio de onda corta desde Venezuela o Ecuador.
Durante 22 años Villamil combinó el ejercicio de la medicina, con la composición de piezas musicales. Otras importantes canciones de sus inicios son: Amor en Sombras (1953), Playas de San Andrés (1955) y Acíbar en los Labios (1956).
En 1950 tres de sus primeras canciones que son tocadas durante el homenaje a Luz Marina Zuluaga, Reina Universal de la Belleza de 1958, al año siguiente es contactado por un dúo ya muy famoso en la época, Los Tolimenses, quienes le piden autorización para grabar esas canciones. Con El retorno de José David, Adiós al Huila y la Zanquirrucia, se da a conocer a nivel nacional.
Cuando Jorge Villamil tenía vacaciones de su trabajo como médico en Bogotá, regresaba a su tierra natal, Neiva, con todas las canciones que había escrito y memorizado. Se reunía con los duetos que ya tocaban su música y poco a poco montaban las canciones que grabarían después.
En 1962 compone el pasillo Espumas, canción con la que se ratifica nacionalmente como músico. La canción fue grabada inicialmente por el dúo Los Tolimenses, pero el real impuso de la canción se lo dio el otro dúo de la época: Garzón y Collazos. En 1966 esta canción sería grabada por el famoso cantante mexicano, Javier Solis, quien la canta en ritmo de bolero ranchero y la proyecta a nivel internacional.
En 1965, luego de un paseo al Valle del Suaza, compone Los guaduales. La canción es reconocida a nivel internacional al ser presentada durante la Conferencia Mundial de Orquideología de 1967, llevada a cabo en el Jardín Botánico de Medellín.
En noviembre de 1965, Jorge Villamil contrae matrimonio en Bogotá con Olga Lucía Ospina Serrano quien también era amante de la música, y con quien haría pareja al momento de componer muchas de sus canciones. En este mismo año, el tema Espumas es utilizado por el director de cine Julio Luzardo en la película El rio de las tumbas, que narra el conflicto de la violencia en la región del Hulia, justo de donde era originario Villamil.
Recibe disco de oro por las ventas del tema Espumas.
En 1967 gana una beca para ir a estudiar a la UNAM en México y al año siguiente viaja en compañía de su esposa e hijo. Sus estudios los combina con un trabajo en el Centro Médico Cuactemoc. Antes de viajar compone la canción Al Sur, que se convertió en un himno del departamento del Huila, en Colombia.
Gracias las numerosas personalidades del mundo de la cultura, el arte y la música que lo rodearon, Jorge Villamil comprende la importancia de lo que significa ser un compositor de nivel nacional e internacional. Tiene la oportunidad de conocer a Consuelo Velázquez, compositora de Bésame Mucho, a José Alfredo Jiménez, Armado Manzanero, Pedro Vargas, Juan Arvizu, Chavela Vargas, y a agrupaciones como Los Panchos, y Los Tres Ases. Conoce también a Pedro Vargas, Vicente Fernández, María Helena Vargas e incluso a Mario Moreno Reyes, Cantinflas.
Ciudad de México se presenta con variadas sus facetas; una la ciudad de la alta cultura, pero también de la cultura popular. Las manifestaciones en el cine, la literatura, la música, la danza y las artes plásticas, nutren a Villamil de nuevas ideas y perspectivas. En su breve estancia se acerca al vals y bambuco mexicano y allí compone más de una docena de canciones de gran calidad y nivel como El Barcino, Oropel, Entre cadenas y Soñar Contigo. A su regreso a Colombia compone Llamarada, inspirada en personajes y eventos mexicanos. Aun hoy en día la tradición de la música de Jorge Villamil está muy presente entre los mexicanos, pues muchos de sus artistas interpretaron canciones de Villamil.
Ya en Colombia, en 1969 conoce al naciente dueto Silva y Villaba, con los que tendrá una larga y productiva carrera musical.
En 1971 sale el disco Paredes Viejas, con 10 temas de éxito, entre los que está la canción Guaduales.
En 1972, el Concurso Nacional de Composición Folclórica adquiere el nombre de Villamil, en honor al compositor.
En 1974 graba con su propia voz un disco acompañado de la orquesta filarmónica de Colombia.
En 1975, la cantante colombiana Isadora, graba con unos arreglos modernos, la canción Llamarada. Ese mismo año compone el conocido vals, Si pasas por San Gil.
En 1976 abandona definitivamente la medicina. Compone el célebre tema Luna Roja. La cervecería Bavaria publica un álbum para celebrar sus bodas de plata como compositor. Además aparece un disco del dúo Silva y Villalba que incluyen cinco temas del compositor entre los que se destacan Pájaro Pitoji, La hamaca y Si pasas por San Gil. Este mismo año el diario de mayor circulación en Colombia, El Tiempo, lo declara el compositor del año 1975.
En 1977 es nombrado gerente en propiedad de la Asociación de Autores Colombianos, Sayco, y más tarde ejercerá como presidente, hasta 1987.
Su esposa Olga Lucía Ospina fallece en 1978. Recibe de manos del presidente de la república de Colombia, Alfonso López Michelsen, la Cruz de Boyacá, uno de los galardones más apreciados como reconocimiento por el servicio a la patria. Recibió el premio como Compositor de las Américas y el Mundo Hispano por parte de la ACE (Asociación de Cronistas del espectáculo de Nueva York)
En 1984, en Moscú, capital de la entonces Unión Soviética es declarado huésped de distinguido y se le ofrece un concierto en su honor con la Orquesta Sinfónica de Moscú.
Por su trabajo en las regiones recibe en 1984 la Cruz de Comendador por parte del Congreso de la República y la Orden al Mérito de la Presidencia de la Republica.
Durante los siguientes años sigue componiendo muchas canciones, hasta completar casi 180. También recibió múltiples reconocimientos y honores regionales y nacionales, entre los que se destaca: el Premio Aplauso, la Orden Javeriana en grado de comendador y la Gran Orden del Ministerio de la Cultura de Colombia.
En 2008 se inaugura el Museo de la Huilensidad Jorge Villamil Cordovéz en la ciudad de Neiva. Allí se encuentran más de 400 reconocimientos. Entre estos, galardones internacionales como cinco discos de oro y uno platino, el premio Estrella de Oro de Phillips y la Orquídea de Plata Phillips, y medallas que le otorgaron colegios y escuelas locales.
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En 1950, Jorge Villamil había conocido a un campesino analfabeta desplazado por la violencia conservadora: Pedro Antonio Marín, que más tarde se le conoció con el alias de Tirofijo y quien junto con 48 hombres y mujeres fundaría 14 años más tarde la guerrilla de las FARC, hoy partido político.
Algunos contactos directos se llevaron a cabo entre el compositor y el guerrillero quien le pedía ser mediador entre el gobierno y la guerrilla para destrabar los diálogos y negociaciones. En 1973 el guerrillero, le envía una nota agradeciéndole por la referencia aparecida en la canción El Barcino; pues Villamil lo menciona como el protagonista de un hurto de ganado en la hacienda de su padre. De manera posterior, 1976 el compositor es detenido por el ejército sindicado de haber colaborado con la guerrilla para lograr la liberación del diplomático holandés Erick Leupin. Pero la historia de su detención se había venido gestando tiempo atrás. Villamil tenía una finca muy cerca de la zona donde accionaba uno de los “frentes” de las FARC.
Villamil antes de ir a su finca, y a sabiendas de que la guerrilla lo visitaría, siempre pasaba por la brigada local del ejército para dar aviso de su próximo viaje. El propósito de este aviso era saber qué mensajes podía enviar a la insurgencia a fin de lograr algunos avances, a fin de despejar una región para lograr la construcción de una carretera, o que dieran una tregua para el paso de mercancías y materiales. Eran tiempos en que las cargas de café se sacaban de la hacienda de El Cedral a mula durante dos jornadas, y cuando los cuerpos de anónimos asesinados por diferentes actores de la violencia bajaban por el río. Cuando Villamil llegaba a la finca mandaba matar una res y ofrecía viandas para reunirse con los guerrilleros y colonos del sector. Así ocurrió ese año cuando la guerrilla lo visitó y le comunicó que tenía secuestrado al diplomático holandés y que necesitaba de su ayuda para que fuera intermediario para lograr su liberación a cambio de una gran suma de dinero.
De regreso, tan pronto llegó a la ciudad de Neiva, Villamil buscó al gobernador para informarle que tenía una delicada misión de parte de la guerrilla. Ante el anuncio, el gobernador prefirió que Villamil le contara los detalles en su propio automóvil para que nadie los escuchara. Jorge le mostró una carta con las indicaciones de la insólita misión planteada por el guerrilla comunista. El gobernador le dio vía libre para proseguir. Anneke, esposa del diplomático, ante la angustia y al buscar alternativas para conocer la suerte de su esposo, por su parte puso en sobre-aviso al ejército con respecto a la tarea del compositor.
En la madrugada del 25 de abril de 1976, en una finca cerca a la hacienda de El Cedral, cuando el mayordomo de Villamil y Roberto su cuñado, se disponían a llevar el dinero, se encontraron con que las bestias que tenían ya listas para la jornada, se habían escapado misteriosamente del corral, y buscarlas a esa hora era casi imposible. Entonces decidieron esperar a que amaneciera, pero al amanecer los perros comenzaron a latir, al asomarse a la ventana vieron una cuadrilla del ejército que rodeaba la casa.
Villamil pensó en un primer momento que se trataba de una escolta para llevar el rescate y así se lo dijo a su hermana Graciela que también estaba presente. Villamil abrió gentilmente la puerta, pero segundos después se estaba enterando por boca del capitán Tovar que había una orden para su detención por llevar dinero a la guerrilla para el rescate de un secuestrado. Lo acusaron con el cargo de: “complicidad no necesaria”. Al momento llegó un helicóptero que los llevó a Neiva y luego por tierra hasta Santander de Quilichao, población donde estaba el juez que se ocuparía del caso.
Luego de aclararse todos los pormenores del rescate y de que no se trataba de una operación a espaldas de la ley o del gobierno, Jorge Villamil es liberado días después. Fruto de este impase compone los temas El detenido y Tierra de oro.
En 1983 el presidente de la República Belisario Betancur lo invita para que haga parte de las comisiones de paz que tenían como propósito lograr acuerdos con la guerrilla de las FARC. En los siguientes años viaja a diversas regiones del país con este propósito.
A partir de una entrevista con Vicente Silva Vargas, autor del Libro biográfico: Tras las Huellas de Villamil.
La idea de escribir una biografía del compositor Jorge Villamil comenzó a gestarse hace muchos años, desde cuando el abuelo de Vicente Silva era el acudiente ocasional del Villamil en un colegio de la población de Garzón, Huila. En ese mismo ambiente el padre de Vicente entabló también una amistad con Villamil, al tiempo el Vicente comenzaba sus primeros pasos en el periodismo en emisoras y medios de comunicación locales.
Vicente Silva comenzó a interesarse por la vida del compositor, y ya cuando los dos habían logrado una amplia trayectoria y reconocimiento, Vicente Silva le propuso a Villamil escribir su biografía. El compositor se negó en varias oportunidades, pero ante la insistencia de Silva, Villamil accedió. El proceso duró más de 4 años; requirió de una exhaustiva investigación, verificación de fuentes, más de 40 horas de grabación de entrevistas a múltiples personajes y al propio Villamil. El proceso del libro comenzó un 31 de octubre en la finca El Barcino, en la población de Choachí, cerca de Bogotá. La presente página de la vida de Jorge Villamil no habría sido posible sin esta previa investigación.
Jorge Villamil fue uno de los primeros artistas colombianos que se atrevió a tratar el tema de la política y de la violencia en el país. El inicio de este interés fue posible gracias a las “licencias” que el ritmo de la “rajaleña” permite a los compositores. En la rajaleña por lo general se tratan temas controversiales, se permite la crítica, el sarcasmo, el doble sentido que genera humor, y la referencia a personas y eventos específicos. Además, en las rajaleñas no hay una línea narrativa; se puede referir a diferentes aspectos de la sociedad, sin que haya una relación específica. De esta manera, la letra de la canción puede pasar de un tema a otro con total libertad, con lo que se logran enlaces insólitos.
La que se considera la primera canción compuesta por Jorge Villamil, ya tiene estas características, aquí un fragmento:
“Ahí viene la luna hermosa
alumbrando los corrales
colombianos son los godos
lo mismo los liberales”.
Villamil con gesto conciliador, afirma que todos somos colombianos, tanto los “godos”, -que son los conservadores- como los liberales. Esta canción aparece a principios de los años 50 cuando la violencia bipartidista no tenía tregua y era absolutamente necesario declararse partidario de alguna de las dos posturas políticas.
La canción Adiós al Huila de finales de los años 50, retrata el desarraigo de la tierra con una nostalgia propia del que tiene que partir. Se deja atrás el paisaje, la vida, las costumbres y los amores. Esta canción bien podría reflejar el sentimiento de los millones de desplazados que ha tenido Colombia a lo largo de su historia. Villamil, siendo un hombre de familia acomodada, se pone en el lugar del humilde, del campesino, del que no tiene nada.
“Hoy que marcho tan lejos tierra del Huila
llevo vivo el recuerdo de tus montañas,
que marcan imponentes tus lindos valles,
dulce evocación, late el corazón ,
te llevo en el alma al partir tan lejos
a tierra extraña”.
“A tus mujeres hermosas dedico esta serenata,
ellas tienen en sus ojos toda el alma de mi raza
porque quiero cantarte, oh tierra martirizada,
tus campos tan apacibles de antaño
se han acabado.
Como se van alejando tus platanales
tus ceibas inmensas tus chaparrales,
palmeras esbeltas tus arrozales,
llevo el perfume exquisito de tus montañas
la voz rumorosa del Magdalena,
oh pueblo valiente de la Gaitana”.
La canción termina con la referencia a La Gaitana, primera heroína de los pueblos indígenas colombianos, que se enfrentó con valentía a los conquistadores españoles. Con esta referencia Villamil da a entender que la lucha por los principios viene de tiempos ancestrales.
Otra canción que reitera sobre el tema es El Regreso de José Dolores:
Vuelvo solo y vengo triste,
Me llamo José Dolores
Vuelvo a mi tierra querida
A calmar mis sinsabores
Vuelvo a mi tierra querida
A calmar mis sinsabores.
Quiero volver a vivir
Esas tardes campesinas
Con su paz tradicional
En el Tolima y el Huila…
Quiero perdonar y olvidar mis penas
Deseo trabajar, por mi patria nueva
Oir replicar, cual canción de paz
De alegres campana”.
En la canción El Retorno De José Dolores, se menciona explícitamente el perdón y el olvido, tan fundamentales para lograr la paz. Estas dos palabras 60 años después, tuvieron plena vigencia en el proceso de paz colombiano con la entonces, guerrilla de las FARC.
Otra canción que con alto contenido de justicia social es La Mortaja. Tomando como excusa el conflicto real que significó la decisión de su familia sobre si ponerle o no la mortaja a su padre fallecido, algunos de sus familiares consideraron que era un desperdicio utilizar una prenda tan costosa para ese fin, Villamil compone este vals en el que hace referencia a la avaricia y a las injusticias que comentemos en vida.
“De algunos patrones
se queja el obrero
unos son muy malos
otros son muy buenos
menos gananciales
menos dividendos
pagando lo justo
el justo salario
vivirían contentos”.
Jorge Villamil atribuyó su profundo sentimiento de justicia social a la educación jesuita que recibió durante los años de estudio de medicina en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá.
Una de las mejores interpretaciones de esta canción es la que realizó Helenita Vargas.
Otra canción que habla de la paz anhelada es: Sur de Huila. En esta canción se cuentan algunos momentos del proceso de paz con los “bandoleros” los “chusmeros” y los “pájaros”.* Villamil se refiere a las negociaciones que se venían gestando en el sur del departamento, y describe al paisaje como si este bailara de felicidad por la paz que se avecina.
La canción El Barcino, a la que hacemos referencia en otros apartes de este portal, también hace parte del grupo de los temas referidos a la violencia y la paz.
En El Barcino, se menciona a “Tirofijo”, seudónimo del famoso guerrillero Manuel Marulanda. A partir de 2019 y gracias a los acuerdos de paz de La Habana, los miembros de la ex guerrilla de las FARC cuentan con curules en el Senado de la República de Colombia. Los miembros de este partido consideran a la canción El Barcino como uno de sus himnos. Si bien en la canción, la guerrilla queda retratada como una ladrona de ganado, es claro que también representa su lucha revolucionaria. En una carta enviada en su momento por los guerrilleros al compositor, afirman que ellos no son unos ladrones de ganado y que todo hace parte de su lucha revolucionaria.
Para Vicente Silva, la imagen de El Barcino representa al pueblo colombiano víctima de un fuego cruzado entre diferentes fuerzas, en este caso las de la guerrilla y las del ejército. Una escultura de El Barcino se puede encontrar en la ciudad de Neiva.
Esta es una de las pocas canciones que hace referencia directa a la guerrilla, a pesar de que la insurgencia aparecía casi todos los días reseñada en alguna nota de prensa, quizás por esto sea una de las canciones más populares en todas las regiones de Colombia.
Villamil fue detenido por el ejército colombiano en abril de1976 cuando intentaba llevar el dinero para el rescate un diplomático holandés secuestrado por la guerrilla comunista de las FARC. La petición a Villamil se había considerado conveniente por su condición de médico a fin de poder prestar ayuda médica y humanitaria al secuestrado. Como consecuencia de esa dura experiencia compone El Detenido, donde menciona de manera explícita a la guerrilla de las FARC, en un momento de la historia de Colombia donde la sola mención de la palabra “guerrilla” o “FARC” ya era un indicio de sospecha de traición a la patria. Luego de su liberación, Villamil pronuncia un contundente discurso en el cual increpa directamente al gobierno del momento para que se ocupe de las zonas olvidadas de Colombia, para que lleve infraestructura y atención a la población, en aras de conseguir la paz y detener la violencia. También hace un llamado a todas las fuerzas en conflicto: a la guerrilla, a las fuerzas de izquierda y de derecha del país.
Palabras de Villamil tras su liberación, mayo 5 de 1976
Otra de las canciones de Jorge Villamil en la onda pacifista, es Los Aserríos, donde ya en 1985, hace un llamado para que se detenga la destrucción de la naturaleza, el abuso de mujeres y niños, y el bombardeo a las ciudades.
Una de sus últimas canciones referidas a estos temas es: Cantemos la Paz. Aquí hace un llamado urgente para que terminen las guerras, las venganzas y los rencores. Sin referirse a un país en particular, pregona un clamor que recorre toda la geografía, en la que pide el fin de las injusticias sociales.
Cantemos a la paz
Cantemos a la paz, un don divino
que no haya más tristezas en campos y caminos
que los montes se cubran de bellas mariposas
y flores de esperanza.
Se acaben tos rencores, se guarden los fusiles,
terminen las venganzas.
Porque la guerra que todo lo destruye
hace llorar a los niños
y hasta las aves huyen.
Que haya paz en los campos y ciudades,
y que al son de los tiples, en todas las veredas
espiguen los maizales
Que entone el mar su eterna melodía,
y allí los pescadores canten sus alegrías.
Que se acaben las injusticias sociales,
que no haya más envidias, que vuelvan los arados,
florezcan los rosales.
Con sus canciones logró transmitir
Jorge Villamil en su calidad de mediador, médico y conocedor de la región fue parte de múltiples comisiones de paz durante varios años. Junto con las delegaciones de los gobiernos, recorrió diferentes regiones del país para escuchar las posiciones de los protagonistas del conflicto.
*Todas estas eran denominaciones populares que se le daban a los grupos armados políticos generadores de violencia.
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