Una de las canciones más reconocidas de Jorge Villamil a nivel nacional e internacional es Espumas. Canción que encontró su inspiración durante un paseo a la hacienda jesuita Bateas al norte de Neiva. Allí Jorge preguntó por qué el río Magdalena venía con tantas espumas, a lo que los lugareños le respondieron que era por la creciente en aquella época del año. El ambiente campestre, la nostalgia por un amor, inspiraron poco a poco a Villamil para dar forma a la melodía y letra. La canción fue grabada inicialmente en 1962 por Los Tolimenses, pero dos años después una nueva grabación suscitaría todo un acontecimiento en la ciudad de Medellín.
Luego de persuadir al sello musical Vergara para que fueran grabadas sus canciones y luego de esperar largo tiempo por una respuesta, Villamil recibió una llamada de Darío Garzón, del dueto Garzón y Collazos, quien le preguntó por sus canciones nuevas y antiguas, entre estas por Espumas. El propósito de esta llamada era grabar las canciones con la casa disquera Sonolux en la ciudad de Medellín. Villamil le explicó que su listado de canciones estaba en el sello Vergara. Luego de la llamada, Villamil fue al sello musical a recuperar su portafolio musical y se encontró con la sorpresa de que le entregarían un cheque por 1.000 pesos, cantidad enorme para la época, y que correspondía a las regalías de la canción La Trapichera, pero en realidad lo que se pretendía era comprometerlo para que no se fuera a grabar a otra parte. Villamil tomó el cheque, no firmó contrato de exclusividad, se marchó y se comunicó con Darío Garzón.
Sonolux tenía un gran proyecto: celebrar la reunificación del famoso dueto Garzón y Collazos, que se había disuelto tiempo atrás; llevarla a cabo con las canciones de Villamil y con el acompañamiento de una gran orquesta, además utilizar la última la tecnología de grabación estereofónica.
Al llegar a Medellín para las grabaciones de los 12 temas, Villamil fue recibido con la mayor de las atenciones.
Al otro día comenzó la grabación. El impacto fue impresionante, según contó el propio Villamil en entrevista al periodista Vicente Silva Vargas, pues las personas en el estudio lloraban de emoción, brindaron con la champaña y el whisky. Ese día fue recordado durante años, pues tanto los empleados como los directivos salieron de la casa disquera con muchos tragos, melancólicos e inspirados en la letra y melodía de la canción que en una de sus estrofas dice: “Espejos tembladores de aguas fugitivas; van retratando amores y bellos recuerdos que deja la vida…”
El primer impacto no terminó ahí. Cuando el disco fue llevado a Neiva las emisoras lo emitían todo el día y a toda hora, y a donde se fuera sonaba. El mismo Villamil en la mencionada entrevista, relata así los acontecimientos: “Cuando se lo puso en el café de la Calle Real, fue una locura colectiva, todos preguntaban dónde lo vendían, y ya sonaba en los cafés, en las casas de cita, a dónde se fuera… La mujeres, los hombres, el Gobernador, las vagabundas, los doctores, los choferes, los maestros y la gente del común, tenía que ver con esa canción.” Muy pronto se convirtió en éxito nacional e internacional. Fue el primer LP colombiano en alcanzar ventas superiores a las 800 mil copias.
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