Una invitación con letras doradas y que decía: “Me complace compartir con vuestra excelencia la protocolización de la separación de nuestro matrimonio”. Firmaban Guillermo y Frida.
Con matices de tragedia griega estos eventos dieron luz a la canción Llamarada.
La carta la recibió Villamil en la propia puerta de su casa, llevada por un hombre que se la entregó sin pronunciar una palabra y luego se marchó.
Guillermo y Frida era una pareja que Villamil había conocido tiempo atrás. Eran originarios de la ciudad de Ibagué y su vida conyugal se había deteriorado luego de que ella había encontrado a su hermana acostada con su esposo. Frente a esta terrible escena ella había también se había conseguido un amante. Cuando el esposo de dio cuenta de la situación, decidió terminar con la relación. La pareja reconoció sus infidelidades mutuas y determinó poner fin al matrimonio.
El día que había sido fijado para la celebración, Jorge Villamil fue consejero de matrimonio de la pareja, intento mediar y convencerlos de desistir, pero el esposo decía que su matrimonio había sido como una llamarada que había convertido todo en cenizas. Luego de hacer pública la determina, Villamil comenzó a componer la canción allí mismo. Dicen los que asistieron, que la recién separada iba copiando la letra de la canción que el compositor le dictaba, mientras él, acompañado del tiple, sacaba la música de la famosa canción.
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