Jorge Villamil Cordovez, el compositor de las Américas y el más desatado del departamento de Huila, Colombia, nació en 1929 en una gran hacienda, llamada El Cedral en el municipio de El Pato.
Podemos imaginar que en esos años, lo que Jorge veía cuando se asomaba al balcón era un paisaje verde donde el sonido de las aves llenaba todo el espacio, mientras que un viento cálido le traía aromas del campo.
Un primer elementos inspirador fue ese medio ambiente equilibrado y aún tan lejos de los efectos del ahora llamado ‘cambio climático’.
Esto podría haber quedado allí, pero tuvo más ingredientes. Por una parte su padre tocaba también la guitarra y cantaba, al igual que algunas de sus hermanas. Su padre siempre los motivo para que tocarán un instrumento y ya desde niño Jorge demostró habilidad para tocar la guitarra.
Por ser un hacendado, el padre de Jorge convocaba grandes reuniones con los trabajadores y la hacienda también era referente de encuentros muy animados para las fiestas de San Pedro. En estas fiestas se interpretaban canciones con los ritmos tradicionales de la región andina, llenos de cantos, historias de amores, o historias sobre el apego a la tierra, a la naturaleza y a los paisajes.
Jorge Villamil Cordovez a pesar de haber estudiado medicina, la música siempre lo atrajo, hasta el punto que decidió dejar su carrera profesional para dedicarse de lleno a la composición musical.
En Jorge Villamil Cordovez podemos encontrar una serie de temáticas que son las más recursivas:
Primero, las historias de amores, romances, fallidos o exitosos. Pérdidas amorosas, añoranzas y tristezas del corazón. Ejemplo de estas canciones tenemos: Me llevarás en ti o Espumas.
Segundo, las canciones referidas a las historias de la vida Cotidiana y de la región. Historias de tipo costumbrista con una mirada casi antropológica, pero contadas con humor. De estas canciones tenemos: El Embajador de la India, La represa de Betania o Afánate Afanador.
Tercero, canciones de enseñanzas de la vida, canciones con contenidos filosóficos como Oropel.
Cuarto, canciones referidas a los paisajes, a la fauna y flora. Sobre esta última categoría y con el uso de muchas figuras literarias como el símil, la metáfora o el sinécdoque, Villamil introduce sus propias historias creadas con las imágenes de la naturaleza. Tal es el caso de Garza Morena.
Sobre esta categoría, la de las regiones y el medio ambiente comenzaremos esta presentación.
Ante que nada, diremos que sobre las temáticas de los paisajes y regiones de Colombia, Jorge Villamil Cordovez cuenta con más de 60 canciones. Algunas de ellas hacen parte de esas categorías de las que ya hablábamos. Es decir, en estas 60, encontramos también algunas canciones amorosas, costumbristas, filosóficas o las referidas a la fauna o flora.
¿Pero qué es una visión del medio ambiente, y qué es el medio ambiente? Se entiende el medio ambiente no sólo aquello que constituyen las plantas y los animales, o los paisajes. El medio ambiente en un sistema en el que interactúan todos los seres vivos, incluido el ser humano, a veces como un agente disfuncional de este sistema. Tenemos entonces al ser humano con su intervención en el ecosistema con sus ciudades, carreteras, fábricas o cultivos.
Así en las canciones de Jorge Villamil por lo general se observan y describen todos estos elementos, en una visión panorámica, en la que estrofa a estrofa, van apareciendo de manera poética y rítmica los elementos del medio ambiente.
Vamos a mencionar algunas de estas 60 canciones y lo vamos a hacer por regiones:
En la región caribe, encontramos 7 canciones:
Playas de San Andrés, y Viento y Arena, este última, es un paseo sobre el Cabo de la Vela, Estás en Cartagena, un vals de 1962, Fantasía Sabanera, sobre la región de Montería y el Valle del Sinú. Gaviotas de Santa Marta, un paseo de 1965, y Tierra Grata, otro paseo de 1983 sobre la región del río Guatapurí, en departamento del Cesar.
En esta canción última el compositor menciona al Cerro Murillo. Dice así la canción: “Bonito cerro Murillo, tan claro el Guatapurí que hermosa está la nevada, la rosa blanca de mi país”. Mientras que en Playas de San Andrés el autor se refiere a la belleza y recuerdo que le deja ese paisaje tropical, en Estás en Cartagena encontramos a dos gaviotas conversan, a modo de fábula, y una de ellas invita a la otra para que conozca la bella ciudad, patrimonio de la humanidad. Siendo muy clara aquí una visión que combina los elementos de la naturaleza con la arquitectura.
Adentrándonos un poco más en la geografía colombiana encontramos algunas canciones referidas a los departamentos de Santander y Norte de Santander. Ocaña es un bambuco de 1978. Dice la canción: “Ocaña, hembra morena, bella flor del barbatusco, en la distancia te busco y en mi corazón te llevo”. De la región de Cúcuta, está la canción Portal de la Frontera un vals, de 1972. Dice así esta canción: “Allá en Aguascalientes, ureña y San Cristobal, San Antonio o al sur, las tierras de Pamplona”.
Estas canciones de Jorge Villamil referidas a las regiones siempre incluían elementos descriptivos, como sus cerros más reconocidos, los ríos que los surcaban y algunas características físicas de las ciudades así como datos históricos. En otras palabra existía un conocimiento o investigación sobre la región a la que le estaba componiendo.
Quizás esta sea una de las características más importantes en la música del compositor huilese. En Colombia tenemos muchos buenos compositores, de la época de Villamil, contemporáneos a él, o posteriores, pero Villamil quizás sea el que más le compuso a otras regiones, a parte de la propia. Como decíamos son más de 60 canciones. Si Pasas por San Gil es una de ellas. En este vals de 1974 nos encontramos con este fragmento: «Si pasas por San Gil, amigo mío, por las bravas tierras de Santander, ahí tu paso al detener, admirarás al Fonce en raudo transcurrir»
Cerca de allí nos encontramos con la población de El Socorro a la que Villamil en 1979 le compuso un vals titulado: Tierra Comunera, en la que nos hace un resumen de los hechos históricos de la independencia con Manuela Beltran, no sin antes describir la región, con sus cerros y la neblina que los cubre.
De los llanos tenemos dos canciones, la magnífica Luna Roja que la conocemos en muchísimas versiones, unas tocadas por músicos de la región con todo el sabor llanero, y Palmares de Casanare, a ritmo de pasaje.
«Palmares de Casanare, hato de La Libertad. En la mesa de San Pedro, Villamueva es tu ciudad…»
Por su parte Luna Roja, apareció luego de un viaje ¨que Villamil hizo a Puerto López, en 1976. Así dice un fragmento de este pasaje. 1976 «Luna Roja que saliendo va del llano, se ve roja porque arden los pajonales. Va copiando la silueta de las Palmas, Ay de las Palmas de los verdes morichales»
Lo que comenzó a ocurrir a finales de los 70 y principios de los 80’ fue que dado que Jorge Villamil le había compuesto canciones a algunas regiones o ciudades, las alcaldías, gobernaciones o instituciones lo invitaban para que “se inspirara” y les compusiera una canción.
Si bien no se trataron de canciones por encargo, si se presentó una avalancha de solicitudes que el compositor atendió de la mejor forma. Fruto de esas canciones hay algunas emblemáticas como Balcón de la Sierra, o Quindio es un Paríso, un bambuco, 1985 que dice así: «Armenia ciudad milagro, Quimbaya es bello lugar, son hermosas la Tebaida, Montenegro y Calarcá».
La canción Ciudad Señora a ritmo de pasillo dice así: «Buga ciudad señora, la del Guadalajara, vives entre recuerdos en el valle del Cauca.»
Mirando al Valle de Cauca un Vals de 1964 – 1971, dice así: «Bonitos son tus paisajes Valle del Cauca, bonitos cañaverales que mece el viento». Más adelante aparecen las garzas, las luciérnagas y la Luna que aparece en «el balcón de la hermosa caleña, bella por tradición».
Ciudad de los puentes. Pasodoble, 1981. «Honda Ciudad de los puentes, la tierra caliente con sus bravos ríos, vieja calle de las Trampas, puentes de Navarro y Caracolí…»
Ciudad de Torres Blancas. Pasillo, 1995. «Ciudad de torres blancas, Líbano del Tolima, de inigualable clima, perfume de café»
Ibagué tradicional. Bambuco, «Ibagué tradicional, la de López de Galarza, la capital musical, quien te viene a visitar de ti se enamorará por tu diferentes climas.»
Popayán, Vals de 1978 «Paseando por tus calles coloniales, Popayán, se visitan rincones de belleza y majestad».
Recordando Popayán un Vals de 1983. «Yo pasé por tus calles coloniales, Popayán y visité rincones de belleza y majestad».
Victoria Regia un bambuco de 2000, 2006: «Eres cual Victoria Regia, la reina del Amazonas, muestra tu parque Orellana, la variedad de tu flora»… «Al mecerme en tu trapecio yo llego hasta La Pradera, a Tarapacá un pesebre; que bellas son tus palmeras»
Y bueno, pero antes de todos estos encargos, Jorge Villamil conoció por paseos viajes de trabajo, invitaciones muchas otras regiones de Colombia y del viejo Tolima.
El Yariseño, 1964, 1966: «Paraíso de la selva y la llanura en Colombia, es la tierra del Yari. Desde el Guayas, anchuroso y bello río, hasta el llano con sus planicies sin fin.
De la región del Huila y Tolima encontramos más de 26 canciones.
Comenzando por la más antigua de estas: Vieja Hacienda el Cedral. Bambuco de 1958.
«Vieja hacienda del Cedral, te llevo en mi cantar, te llevo en mi recuerdo en esta tierra nací en ella también viví y en ella quiero mi entierro».
El Caracolí, Guabina, 1959: «Busqué las playas del inmenso, que en el pasado feliz recorrí. Hallé el sendero cubierto de abrojos, las casas viejas se cayeron ya… ya no se encuentran, ya no se encadenan al añoso tronco del caracolí».
Al sur. Vals, 1968. «Al sur del cerro del Pacandé, entre chaparrales y entre los samanes reina la alegría que adorna el paisaje. Al Sur, al Sur, al Sur, del cerro del Pacandé está la tierra bonita, la tierra del Huila que me vio nacer»
El mismo El Barcino tiene referencias a la fauna, cuando menciona al canaguaro, especie de felino pequeño de la región. El barcino es un Sanjuanero de 1969: «Cuando en los tiempos de la Violencia, se lo llevaron los guerrilleros con Tirofijo cruzó senderos, llegando al Pato y Guayabero»… Lleva en el morro las cicatrices de las fieras garras del canaguaro»
laguna de Altamira un Vals de 1986. «Laguna de Altamira que en las noches calladas en ti sonríe la luna».
Sur del Huila, un Bambuco de 1960. «Entre guaduales en Pitalito, corre apacible con gratos rumores, el río Guachicos.»
Tierra Yaguareña. Bambuco de 1962; «Debajo de aquel samán de la tierra yaguareña, junto del cacaotal, nos pusimos a cantar olvidando nuestras penas».
Valle escondido: «Es el valle de Tesalia enmarcado por montañas que muestran a la distancia una rara formación».
Río Fortalecillas un Bambucom de 1961, «Quiero escuches mi canto río Fortalecillas cuántos floridos campos tienen tus orillas».
EL Narinense un Bambuco de 1984. «Desde la ardiente Tumaco, la Perla del Litorial, hasta las cumbres nevadas del Chiles y el Cumbal.»
Como podemos observar son muchísimas las canciones donde esta visión integral del paisaje, del hombre y su entorno natural, tiene protagonismo.
Otro importante aspecto a resaltar es el protagonismo de especies de fauna y flora específicas.
Villamil al componer sus canciones, siempre buscaba alguna planta, árbol, flor característica de la
región, que diera identidad a la región.
Vamos a mencionar algunas de ellas:
Las aves:
Garzas Morenas, Gaviotas de Santa Marta, cucaracheros, mirlas y turpiales, hacen parte de la lista de las aves en las canciones de Villamil. Miremos algunas de ellas.
En Garza morena encontramos esta estrofa:
Tienes los ojos tristes, garza morena
guarda nostalgia en tus ojos que causa pena
de amores que engendraron ilusiones muertas
y que han dejado el alma,
y que han dejado el alma casi desierta….
Esta canción dedicada a uno de los amores del compositor se construye a modo de símil entre las características de esta garza tan común en el Huila, y los atributos físicos de un amor. Y más adelante dice:
Ya tu bello plumaje transpira el río,
vagas por tierras lejanas y montes fríos.
Buscas el refugio de parajes yertos
para calmar las penas
de tu corazón que se encuentra enfermo.
Las garzas morenas son muy comunes en toda América y tienen largas rutas de migración. Les gusta estar en lagos poco profundos en los que esperan a sus presas, peces o ranas para atraparlos rápidamente con su pico.
Otra canción donde la referencia a un ave es directa, es Pájaro Diostedé. Esta ave también conocida como Tucán, se la puede identificar por los vivos colores de su plumaje, su pico grande en comparación de la misma ave y el particular sonido que hace.
El diostedé o tucán se encuentra desde Sur de Centro América hasta el Norte de Sur América, entre las regiones de Perú a Costa Rica o Sur de México, y otras zonas tropicales. Se alimenta de frutas y le gusta estar en la copa de los árboles en zonas boscosas. Se identifica por su pecho amarillo y su gran pico amarillo con negro o rojo según la especie.
Este bambuco fiestero constituye un juego de palabras entre el nombre del ave y el sonido que hace, para utilizarlo de manera jocosa y creativa en la historia de un hombre que quiere imponerse frente a la mujer.
El Pájaro Patojuí, otra de las canciones referidas a las aves.
Cuándo va amaneciendo
Va cantando el patojuí
Con su pechito amarillo
Diciendo pico de aji.
Me despierta en la ventana
En las ramas del ciruelo,
Pelea con los azulejos
Pelea con los reyezuelos.
El Pájaro Patohuí es protagonista a modo de simil en otra canción. Compara los personajes de la vida política de aquella época con el comportamiento de esta ave, guerrera y combativa. Estas son las dos primeras estrofas de este Sanjuanero de Villamil.
Es una crítica política armada de manera divertida.
Y cuando llegue la suegra
Con ganitas de pelear
Que suelten el pajarito
Y qué guerra se va a formar.
Pajarito endemoniado
Que a nadie dejas en paz
Y vives a todas horas
Con ganitas de pelear
Pareces convencionista
Del partido liberal.
Cuenta la historia que esta canción surgió luego de que se llevará a cabo en el Hotel Plaza, una convención del partido Liberal en 1974, En esta reunión las divisiones al interior del partido se hicieron evidentes. Días después en un paseo de río Villamil y sus amigos vieron como un pajarito, el patojui tenía una encarnizada batalla con otras aves de otra especie. La escena le recordó a Villamil, las trifulcas que había tenido el partido liberal en dicha convención.
Esta ave posee una extraña y peligrosa cualidad. Sus plumas y piel son extremadamente venenosas. Característica evolutiva creada como mecanismo de defensa. Se cree que su condición la adquiere del consumo de ciertos moluscos. Sólo se han encontrado dos especies en el mundo con esta característica. Ambas en zonas tropicales.
Escuchemos fragmentos de estas canciones y el sonido que hacen estas aves también. (5:30)
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En las canciones La Trapichera, Los Guaduales y Sur del Huila, aparecen los turpiales, mirlas y palomas. En esta última canción, Sur del Huila hay una gran presencia de todos los elementos de la naturaleza.
En La Trapichera que describe una situación de enamoramiento repentino y un oficio tan tradicional como el de extraer de la caña de azúcar, esa “dulce miel”. En su primera estrofa esta canción dice:
Cuando pasas tan garbosa,
Camino de la enramada,
Te saludan los turpiales,
Se engalana la mañana.
Estas cuatro líneas serían suficientes para recrear el paso de una orgullosa y bella mujer campesina, camino a la enramada. Tan bella y atractiva que los turpiales le cantan a su paso.
Más adelante, en la canción se confirma la belleza y sensualidad de esta mujer trapichera con cabellos negros, cual azabache y boca purpurina.
Los turpiales son aves muy llamativas por sus colores y por su canto. Durante mucho tiempo fueron puestos en jaulas por estas cualidades. Existe el dicho muy conocido: “canta como un turpial” para dar a entender lo agradable y prolífico de su canto.
Los Guaduales es otra de esas canciones insignia de Jorge Villamil, de esas canciones que se convierten en iconos de la naturaleza.
Esta canción de caminos ancestrales, los guaduales están personificados como campesinos o como cualquier persona golpeada por los avatares de la vida, pero también recompensada de tiempo en tiempo. Y en estos momentos de alegría le acompaña el canto de las mirlas y las cigarras. Así lo dice la canción:
También lo he visto alegres
Y entrelazados, mirarse al río;
Danzar al agreste canto
Que dan las mirlas y las cigarras.
Las mirlas son muy comunes en toda Colombia y las hay de muchos tipos. La que aparece mencionada en la canción del maestro Villamil parece ser la mirla común de pico negro y cuerpo gris oscuro o parduzco. Son muy comunes en los valles del Cauca y Madalena. Su alimentación principalmente consta de nueces, frutos y algunos insectos y les gusta convivir cerca del hombre.
Amada por ser símbolo de la paz, y a veces odiada en áreas urbanas por su indiscriminada reproducción y sus hábitos de andar en grandes grupos: La paloma. La canción que menciona con entusiasmo a esta ave es: Sur del Huila.
Cuenta la historia que la canción surgió durante un viaje del maestro Jorge Villamil Cordovez como dirigente de Liga de Ciclismo del Huila, en 1960, al sur de Huila, entre Altamira y Pitalito.
Esta canción está llena de descripciones del paisaje en los que aparecen como protagonistas muchas especies de árboles como los cámbulos o el chicalá, y por supuesto también las palomas. Así reza la estrofa de la canción que se refiere a esta ave:
Blancos festones se mecen
Con suave vaivén de salvajina
Son como palomas en vuelo,
Que anuncian la paz
Del sur de Huila.
Pero más allá de mencionar a ciclistas montados en sus “caballitos de acero”, la canción parece un homenaje a la paz y a la alegría que se respiraba por esas épocas en esta región, tan azotada también por las guerras.
Como dato un tanto curioso, la paloma, a diferencia de otras aves que hemos mencionado, fue introducida de Europa a los Estados Unidos y luego a llegó a los países de América Latina, aunque también es posible que algunos individuos hayan llegado directamente. Se la considera un ave doméstica. Le gusta vivir en las estructuras de los edificios con espacios para anidar, de preferencia cerca al hombre pero con cierto espacio para que pueda reproducirse, como debajo de puentes, cornisas o espacios de edificios abandonados.
Apreciemos estas canciones y las imágenes de estas aves: (4:20)
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Vamos a una de las primeras canciones del maestro, nos referimos a Gaviotas de Santa Marta y luego pasaremos a Luna Roja donde aparecen las guacharacas, y después a Las margaritas, donde aparecen los cucaracheros.
Gaviotas de Santa Marta es una canción compuesta en 1965, luego de que Jorge Villamil hubiera contraído matrimonio con Olga Lucía. Observar estas aves en el mar y ver como atrapaban su presa en las playas de Taganga o el Rodadero, le inspiraron esta canción. Carmenza Duque fue la primera que la interpretó y luego también el cantante dominicano, Eddy Herrera.
La canción está compuesta a ritmo de paseo y es uno de los pocos que Villamil compuso. Alcatraces y Gaviotas se mencionan en esta canción.
Las gaviotas son bastante comunes en las playas de Europa, Norteamérica y el Caribe. Se las ve en las costas o cerca a las playas en tierras interiores donde hay lagos o grandes extensiones de agua. Sólo cuando van a anidar prefieren acantilados o sitios rocosos. Se alimentan de peces, moluscos y lombrices principalmente.
Por su parte los alcatraces son aves de mayor tamaño. Por lo general se encuentran también en las costas norteamericanas y europeas del Atlántico. Son muy característicos en la manera como atrapan su alimento. Mientras van en vuelo observan una posible presa en el agua y se sumergen a velocidades que pueden llegar a los 100 Km/h, no dejando opción de escape a la presa. También son característicos por su majestuoso vuelo, que inspiró a Villamil uno de los versos de esta canción:
Vuelan las gaviotas
Sobre las playas de Santa Marta
y a la distancia se ven
Cual nubes que arrastra el viento.
De las playas del norte de Colombia pasamos a los llanos orientales, para referir una canción que también rompe con la tradición andina; Luna Roja.
“Y mañana, al clarear de la alborada,
cuando se oigan cantar las guacharacas
Seguiré la ruta señalada.
Por senderos de un constante buscar
De los labios que mintieron al besar”
Así reza el último verso de esta canción donde se nos dibuja una escena típica de los llanos orientales colombianos, con esa luna roja que se la ve roja, en ciertas épocas del año.
Las guacharacas son una especie de ave común en los llanos entre Colombia y Venezuela, aunque también se las puede encontrar en Brasil, Ecuador y norte del Perú. Les gusta vivir en matorrales y pastizales.
El bambuco fiestero Las Margaritas de 1958 fue inspirado por un viaje en tren entre Bogotá y Neiva a la altura de la población de Fontibón. Allí en un campo lleno de margaritas vio como los cucaracheros cantaban y volaban sobre la pradera. De esta escena nació el verso:
Con el caer del rocío
Reverdecen los potreros
Y cantando, va volando
el cucarachero, con su canto,
Dulce canto, se alegra el alero.
El cucarachero es una pequeña ave de unos 12 cm de largo, de color gris, café y amarillo. Es un ave que se la puede encontrar en toda América cerca de poblados humanos y se alimenta de insectos e invertebrados, como su nombre lo indica. Su canto es muy melódico como se puede apreciar el contenido audiovisual adjunto que les invitamos a ver y escuchar:
***
Asediada te tienen los gavilanes
Ten cuidados con sus garras Linda paloma.
Y en tu cuerpo hay cimbreante cadencia
y en tu boca sabor a canela
y a tus pasos se ondulan las aguas del Magdalena.
En la canción La Cimarrona, el “gavilán” se lo utiliza de manera metafórica para referirse a los hombres que asedian como gavilanes a las jóvenes que como palomas lucen su belleza.
Esta canción estuvo inspirada en la historia de un colega conocido de Villamil, que conoció una bella neivana que vendía refrescos y chicha a orillas del río Magdalena.
La literatura y la poesía mencionan con frecuencia la figura del gavilán y la paloma, o el gavilán y el ruiseñor. Este último es el caso de fábula de Esopo, de El Ruiseñor y el Gavilán, donde a pesar de la inteligencia del ruiseñor por evitar no ser devorado por el gavilán, no logra su objetivo.
También hay referencias al gavilán (sperber) en la literatura medieval alemana, donde a través del engaño, un caballero logra los amores de una joven.
En la canción el Ñeque ñeque, aparece el garrapatero. Es un Rajalena que tiene origen en la hacienda El Cedral en la época de don Jorge Villamil Ortega. Un ñeque ñeque es la expresión que se utilizaba para referirse a cualquier objeto sin nombre específico, o alguna persona de la cual se había olvidado su nombre. Como suele pasar con los rajaleñas, es una serie de eventos que se narran de manera jocosa y a veces sin algún sentido específico.
Garrapatero común
El verso referido al garrapatero dice así:
En la copa de un pindal lloraba el garrapatero,
en la copa de un pinda lloraba un garrapatero.
Me robaron la camisa, la guitarra y el sombrero,
de todo lo que yo siento el sobrero que era ajeno.
Los garrapateros son aves de unos 35 centímetros de largo y se las puede encontrar desde la Flórida y México hasta Argentina. Su nombre deriva de su hábito por comer garrapatas.
Por último hablaremos de Amor de la Hiedra, donde aparece el protagonista de la historia personificado en una golondrina. Así dice la canción:
Yo soy como esos viejos muros que los azota el viento
y los cubrió la hiedra,
y que, como las golondrinas,
igual que aves viajeras, vienen a visitar.
La canción de 1963, cuenta la historia, nació de las visiones que Villamil tuvo durante un sueño, en la casa en que vivía frente a una iglesia. En el sueño llamaban a misa, pero el compositor andaba en un lugar de parranda.
La imagen de la golondrina se la utiliza para hablar de migraciones. Esta es una de las principales características de esta ave. Por eso la expresión: como golondrinas en vuelo, para referirse a una de sus principales actividades.
Se cría en los países del norte de globo y migra al sur. Es un ave que le gusta compartir los espacios urbanos con el hombre, pues puede anidar en las construcciones.
Las golondrinas también tienen mucho protagonismo en la literatura y la poseía. Desde Shakespeare en el drama Ricardo III hasta en el cuento El Príncipe, de Oscar Wilde. O los famosos versos de Gustavo Adolfo Becquer:
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Quedan muchas otras canciones a reseñar, como la reconocida Los Aserríos, donde Villamil se lamenta por la tala de los bosques, pero debemos dejar que los amantes del medio ambiente y de la música andina las descubran por ellos mismos, pues además se mencionan muchas especies de árboles como las ya mencionadas de guadua, samán, chaparral, chicalá, guayacán, gualanday, agodón, etc.
En suma, como vemos Villamil se anticipó a todo este sentimiento que actualmente recorre las mentes de las personas, que lo vemos en los medios de comunicación y que hace parte de las iniciativas de los gobiernos… algunos, y es: la compleja unión de la cultura humana y la naturaleza, el delicado balance entre desarrollo y protección del medio ambiente.
Gracias!
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