En 1958, las fiestas tradicionales de San Juan y San Pedro que tan arraigadas estaban en la región, habían perdido toda fuerza e interés; en buena parte debido a la violencia que se vivía en los departamentos del Tolima y Huila, y que no permitían celebrar con tranquilidad las festividades.
Jorge Villamil, viendo que su región había perdido interés por estas fiestas decidió darles un impulso definitivo. Una noche de junio planeó reunir a dos populares personajes en el exclusivo Club Social de Neiva.
Contactó a Rumichaca y a Maruja. El primero era un campesino humilde que tocaba la tambora y que siempre participaba con su indumentaria tradicional en los desfiles de las festividades llamando la atención de todos, y Maruja era una diestra bailarina de rajaleña conocida en los barrios populares.
Los artistas irrumpieron sin previo aviso en la solemnidad del Club Social con el sonido de la tambora, los gritos de “Ijii San Juan” y el baile de la rajaleña. Los asistentes, esa noche, luego del asombro inicial, disfrutaron de la presentación. Desde ese momento se produjo un interés inusitado por las festividades; políticos, empresarios, músicos y periodistas se propusieron crear el Festival y Reinado Nacional del Bambuco, impulsado principalmente por Berta Londoño directora en ese entonces de la Oficina de Turismo. Ambas festividades son hoy reconocidas como unas de las más importantes en Colombia.
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