Comenzamos con esta tercera y última entrega de las aves en las canciones de Jorge Villamil, con aves que todas comienzan con la letra G. Las canciones son La Cimarrona, Ñeque, ñeque y Amor de la Hiedra
Asediada te tienen los gavilanes Ten cuidados con sus garras Linda paloma.
Y en tu cuerpo hay cimbreante cadencia y en tu boca sabor a canela y a tus pasos se ondulan las aguas del Magdalena.
En la canción La Cimarrona, el «gavilán» se lo utiliza de manera metafórica para referirse a los hombres que asedian como gavilanes a las jóvenes que como palomas lucen su belleza. Esta canción estuvo inspirada en la historia de un colega conocido de Villamil, que conoció una bella neivana que vendía refrescos y chicha a orillas del río Magdalena. al parecer ella no le prestaba atención y sólo quería que el galanteo terminara.
La literatura y la poesía mencionan con frecuencia la figura del gavilán y la paloma, o el gavilán y el ruiseñor. Este último es el caso de fábula de Esopo, del Gavilán y Ruiseñor, donde a pesar de la inteligencia del ruiseñor por evitar no ser devorado por el gavilán, no logra su objetivo. También hay referencias al gavilán (sperber) en la literatura medieval alemana, donde a través del engaño, un caballero logra los amores de una joven.
La segunda canción a la que nos vamos a referir es el Ñeque ñeque, donde aparece el garrapatero es un Rajalena que tiene origen en la hacienda El Cedral en la época de don Jorge Villamil Ortega. Un ñeque ñeque es la expresión que se utilizaba para referirse a cualquier objeto sin nombre específico, o alguna persona de la cual se había olvidado su nombre. Como suele pasar con los rajaleñas, es una serie de eventos que se narran de manera jocosa y a veces sin algún sentido específico.
El verso referido al garrapatero dice así:
En la copa de un pindal lloraba el garrapatero, en la copa de un pinda lloraba un garrapatero.
Me robaron la camisa, la guitarra y el sombrero, de todo lo que yo siento el sobrero que era ajeno.
Los garrapateros son aves de unos 35 centímetros de largo y se las puede encontrar desde la Flórida y México hasta Argentina. Su nombre deriva de su hábito por comer garrapatas. Son de color negro intenso y con el pico arqueado. Aquí el garrapatero se lo utiliza también a modo de metáfora para referirse a un hombre y amores y desamores.
La última canción a la que nos vamos a referir, en Amor de la Hiedra, donde aparece el protagonista de la historia personificado en una golondrina. Así dice la canción:
Yo soy como esos viejos muros que los azota el viento y los cubrió la hiedra, y que, como las golondrinas, igual que aves viajeras, vienen a visitarnos.
La canción de 1963, cuenta la historia, nació de las visiones que Villamil tuvo durante un sueño, en la casa en que vivía frente a una iglesia. En el sueño llamaban a misa, pero el compositor andaba en un sitió de parranda.
La golondrina imagen de la golondrina se la utiliza para hablar de migraciones. Esta es una de las principales características de esta ave. Por eso la expresión: como golondrinas en vuelo, para referirse a una de sus principales actividades. Se cría en los países del norte de globo y migra al sur. Es un ave que le gusta compartir los espacios urbanos con el hombre pues puede anidar en las construcciones.
Las golondrinas también tienen mucho protagonismo en la literatura y la poseía. Desde Shakespeare en el drama Ricardo III hasta en el cuento El Principe, de Oscar Wilde. O los famosos versos de Gustavo Adolfo Becquer:
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
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